Peciosa nevada la que cayó el sábado y el domingo en Benasque. Más de veinticuatro horas sin parar, más de medio metro de nieve en el pueblo. Desde la ventana de casa la caida de copos me seduce y atontado no quiero apartar la mirada. Huelo mi copa de vino. Intento volver a la lectura pero rápidamente mis ojos me desobedecen y retornan al cristal de la ventana. Esa lámina de vidrio es mi protección y enfundado en mi jersey de lana me siento a salvo y tranquilo. Disfruto el momento y sueño. Sueño mucho que es lo bueno de soñar que es algo ilimitado. Pienso, imagino y por la mañana vuelvo a mirar a la ventana. Quiero salir y salgo...
El pueblo está precioso y hablo con unos y con otros. Javi duerme la fiesta de anoche y decido subir a la estación. Aunque tarde espero pillar buena nieve. Aunque la estación no está abierta en su totalidad me la gozo en unas bajadicas que son de lo mejor de la temporada. Ya era hora de que hubiera nieve y pudieramos esquiar en un entorno invernal. Cansado y habiendo recorrido toda la estación un par de veces me vuelvo a casa a comer y a descansar que por la tarde habrá que entrenar...
Dicho y hecho. Cojo los piolets y me subo un poco al rocódromo a seguir manteniendo la forma hasta que mis antebrazos dicen basta. Sin darme cuenta se me hace la hora de cenar y vuelvo al calor del hogar donde el descanso me recibirá con los brazos abiertos...
Pequeño peñazo de video (para mi recuerdo) con una preciosa canción de fondo (Morphine)
Un saludico y hasta la vista alpinistas...