La sequía del año pasado impidió que pudiéramos ver una de las circunstancias naturales más características de la comarca del Jiloca, la migración de las grullas. Por suerte desde la primavera las lluvias no han dejado de aparecer intermitentemente y este otoño la laguna de Gallocanta está espectacularmente bonita, así como su vecina la laguna de La Zaida.
El caso es que gracias a Charo me pongo en contacto con Carmina, la que será nuestra buenísima guía para ver a estos pajaricos. Digo pajaricos pero en realidad son unas aves superpotentes, con una envergadura de dos metros, capaces de recorrer toda Europa ahora en invierno buscando altitudes más cálidas y volver en primavera de nuevo al norte de Europa.
Visitamos el chulísimo centro de interpretación que hay en la carretera de Tornos a Bello, interactivo y muy manipulativo en el que Oier disfruta como el enanurri que es. Después visitamos la laguna de Gallocanta, endorréica, es decir que no tiene salida de agua, y de carácter salino. Vemos varias aves, una manada de diez jabalís y un montón de grullas. Resulta emocionante verlas y oírlas y es que es un espectáculo que uno no puede perderse. Después vamos a la laguna de La Zaida, esta de agua dulce y con salida de agua en la que vemos a lo lejos una cantidad alucinante de grullas y las oímos perfectamente. Bandadas y bandadas, 20.000 censadas este año, revolotean buscando las térmicas que les hagan emprender el vuelo; pero un día frío hace que desistan y permanezcan descansando en la laguna haciendo que nosotros disfrutemos todavía más.
Manada de jabalís
Pueblo de Gallocanta
Nuestra guía
Un saludico y hasta la vista naturalistas ;-)