Desde casa y al hacer todo el trabajo de recopilar información e intentar planificar algo el viaje una de las montañas que más llamaba mi atención eran los Chacrarajus. Hablaba con unos y con otros y todos hablaban de una montaña con carácter, preciosa en sus formas pero exigente en su ascenso, así que vine motivado al máximo por intentar subirme por alguna de esas bonitas líneas. Después de una buena aclimatación ahí estábamos, en la laguna del 69, dspidiédome de Patri para empezar la aproximación hasta el campamento en el glaciar de los Chacras.
De la laguna del 69 hasta el punto en el que montamos la tienda a 5000m habría como unos 400m de desnivel que con el peso recorrimos en algo más de dos horas. El lastre enlentecía la marcha pero no había porque correr entre tantas cosas bonitas para ver y con la energía que debíamos guardar para el día siguiente. Todos mirábamos los Chacras con respeto y con ilusión y al llegar al campamento, montar la tienda y empezar a hidratar nos relajamos y disfrutamos de un bonito atrdecer sobre los Huascaranes.
Para nosotros, todavía de noche comenzaba un nuevo día cargado de experiencias andinas. Nuestra filosofía era bastante conservadora, ir pasico a pasico observando sensaciones en un avance constante hacia la cima. En la aproximación hubo que abrir algo de huella y es que creemos que por aquí sólo habían pasado unos polacos con cima y otra cordada que se retiró por mal de altura. Poco a poco llegamos hasta la rimaya y ahí empezaba el juego. Metros de nieve, hielo y roca por encima de nuestras cabezas que ganamos en gran parte al ensamble. El cansancio se hacía notar y la precaución obligaba a empezar a tirar largos hasta una pequeña cascada de entre cinco y diez metros a 85-90º de hielo hueco. Para ganar tiempo hicimos una "cordada racimo" y por suerte pude disfrutar de una excepcional escalada enteramente de primero de cordada, una delicia para los sentidos, para el cuerpo y para el espíritu. Subimos con ilusión y con corazón y pudimos disfrutar al máximo de uno de los grandes nevados de la Cordillera blanca.
La rampa se empieza a empinar ¡¡yuhuuuuuuu!!
Ya debajo de los seracs somitales nos quedaba un último resalte en forma de hongo de unos diez metros en los que ni los piolets ni los grampones agarraban. El brazo entraba hasta el codo en una nieve inconsistente que complicaba la llegada a cima que tuvimos que hacer ineludiblemente en un artificial de estacas que nos hizo trabajar y sudar un rato. Los compañeros después de ver la sudada decidieron quedarse bajo el serack a esperar el comienzo de una bjada a base de rápeles y más rápeles...
Feliz en la cima del Chacararju este 6001m
Yanupacha, Chopicalqui y los dos Huascaranes
Los Huandoy
Después de un abrazo y felicitarnos todos no nos podíamos dormir y es que todavía nos quedaban la friolera de catorce rápeles sobre abalackovs y estacas. A falta de dos rápeles se nos haría de noche pero ya estabamos casi en casa y aunque no valía despistarse el ambiente ya se notaba más relajado...
Al llegar a la tienda tocaban la tediosa tarea de fundir nieve hasta reventar para hidratar todo lo que habíamos perdido. Después de varios litros de agua, una sopa y un bocadillo de jamón caímos rendido en nuestros sacos de plumas que nos hacía sentir el agradable calor de nuestro hogar de doble techo y varillas. En la tienda vecina hacía ratos que roncaban ;-) Al despertar con los rayos del sol y el agradable calor que se creaba en la tienda abrimos la puerta de nuestra casa y disfrutamos desde los sacos, un ratico más, de nuestras increibles vistas sobre los Chacrarajus ¡mágico e inolvidable!
En definitiva una excelente actividad que nos aporta un montón de experiencia y una pasada de vivencia en compañía de tres grandes como Dabid, Patxi y el pequeño Iker...
Un saludico y hasta la vista alpinistas ;-)