Seguimos de celebración y aprovechamos con ganas que está despejado aunque con fresco para estrenar uno de los regalos de Oier, su sillita para la bicicleta. Una weride fronsafe en la que el enano ve todo en primera persona y puede vivir de manera más real lo que es llevar una bicicleta. La duda de si le gustaría se disipa los veinte primeros metros en los que va loco de alegría. Al final una paseico la mar de majo en el que avistamos bastantes grullas. Jiloca al natural ;-)
Un saludico y hasta la vista ciclistas ;-)
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