Llegamos a Lescún sobre las siete de la tarde. El Pirineo francés tiene un algo especial, un algo antiguo que emana cierta nostalgia de otros tiempos en los que la vida era más tranquila. Tiempos de fotografías en blanco y negro, de marcos y ventanas de madera, de mastines y ganado, de juegos tradicionales, campo y vestidos de telas pesadas y lanas calientes. Suelos de mosaicos, vigas de madera, el crujir de la escalera y unas manos trabajadas de Madamme Matilde que nos sirve un buen vino francés en el Hostal Le Pic d´Anie. Patri y yo nos dejamos embriagar por el ambiente, miramos el mapa del Circo del Lescún y degustamos el vino en un intento de que todo se quede así durante largo rato. Charlamos y planificamos, bebemos y volvemos a mirarnos hasta que llega la hora de ir a cenar a nuestro "Hotel Tourneo"
En casa, en el puente Lamary, parece que el tiempo se va complicando por momentos. Somos optimistas y al despertar seguro que luce el sol y subimos con las impresionantes vistas de las agujas de Ansábere por todo el valle...
Nuestra esperanza se difumina cuando despertamos en un día húmedo y con niebla que llega hasta el comienzo del valle. Todo está precioso y la nieblina resalta con el verde brillante de unas hayas que gotean las tormentas pasadas por la noche. Nos calzamos las botas de montaña y llegamos a los pies del collado de Petrechema, momento en el que decidimos dar media vuelta y buscar plan alternativo. La niebla es bastante cerrada y el único interés de seguir subiendo es el de coleccionar algunos metros de desnivel...
Bajamos a las cabañas de Ansábere y almorzamos un poco. Recalculamos el recorrido y ponemos rumbo a Vadiello con la intención de acabar el día pretando...
Ya en Vadiello coincidimos con Edu, Marta, Patri, María y vemos a Álvaro y Tsunami. En el Muerto siempre hay alguien conocido y es que hoy por hoy hay vías muy buenas. El calor es sofocante así que escalamos entre siesta y siesta hasta que alguna vía supuestamente fácil nos hace pelear más de la cuenta. La máquina pide descanso así que dicho y hecho. A casica a darnos una buena ducha que tocaba cenica familiar y había que ponerse guapos...
Un saludico y hasta la vista alpinistas...
Juan pero que guapo estás con ese pelico!!!! jajaj
ResponderEliminarMenudos días tan intensos chico, un no parar!
Hasta pronto máquina!
Que me pongo rojo Iker jjjjj a ver si estamos que hace días que no nos vemos el pelo jjjj
ResponderEliminarUn abrazo y hasta la vista alpinistaaa