La predicción meteorológica no se equivocó y el penúltimo día de la concentración amaneció lloviendo a cántaros. Con más alegría que pena disfrutamos de un merecido día de descanso que los brazos empezaban a pedir a gritos así que nos pasamos toda la mañana de vida contemplativa. Leemos revistas en el refugio, charlamos sobre nuevas y viejas vías y nos juntamos con el equipo francés de Martín, Morgan y Remi que andan vagabundeando la vertical y esperando una buena ventana para continuar su proyecto con Lionel Daudet. Después de comer el temporal amaina y todavía nos queda un as en la manga. Subimos a les Bruixes a trabajar algunas técnicas de autorrescate así que en esta concentración también hubo sitio para una tecnificación más que interesante a cargo de Mikel y Tato.
Al final del día acabamos una cuadrilla del copón cenando en el hostal cercano a Cellers la recomendación de Martín, un buen plato de pullastra amb patates frites...
Un saludico y hasta la vista alpinistas...
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