La vuelta a Ordesa siempre es increíble. El solo hecho de recorrer un sendero rodeado de una naturaleza salvaje hace que el afortunado se sienta más feliz que una perdiz. Poder gozar de la armonía de Carriata, de unas praderas plagadas de lirios, estar con Davitxo e Irati y conocer a otros dos amigos, Óscar y Ruben, escalar una vía, cualquiera, en el valle, hace que me sienta feliz. Haber podido subir por aquí en "libre francés", es decir acerando como un bellaco, ha sido una inyección de motivación. Ahora a seguir las vacaciones...
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Perdonadme la H que falta en el nombre de la vía, es la falta de costumbre de hacer reseñas ;-)
Un saludico y hasta la vista alpinistas...
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